viernes, 18 de diciembre de 2009

USO EXTERNO DE LA ARCILLA O BARRO

USO EXTERNO DE LA ARCILLA O BARRO

Puede prepararse con ella una cataplasma más o menos fluida (a voluntad según la aplicación que se destine) amasando una buena cantidad de arcilla en agua sin hervir, o bien en infusiones o maceraciones de plantas medicinales adecuadas u otras sustancias o alimentos.

Colocar la cataplasma directamente sobre la piel, sujetándola con un paño seco o venda.
La temperatura de la arcilla, en el momento de aplicarla, deberá ser fría cuando necesitemos frescor sobre zonas inflamadas o calientes, y deberá retirarse antes de que se caliente demasiado o esté seca. En cambio, en casos de querer tonificar un órgano débil, deberá estar caliente y renovarla antes de que se enfríe (calentarla a baño maría, pues con el calor se pierden sus virtudes).

Indicaciones para su uso externo:

1) Para abscesos, furúnculo, ántrax o panadizos, aplicar cataplasmas frías muy gruesas (1 a 2 cm.).
2) Para llagas, úlceras e incluso tumores superficiales actuar igual que antes.
3) Para ayudar a disolver tumores benignos, con lo que se evitan muchas intervenciones quirúrgicas.
4) En las quemaduras: la cataplasma de arcilla resuelve y las cura sin dejar casi cicatriz (cataplasmas frías sobre una gasa, y renovarla cada hora).
5) En las picaduras de insectos: la cataplasma fría actúa como absorbente de las toxinas, refresca y desinfecta la zona dañada.
6) En las fracturas de huesos, después de reducida, fijada y estabilizada, es mejor enyesar con arcilla que con escayola, pues la escayola solo inmoviliza el miembro y en cambio la arcilla actúa activamente a través de sus radiaciones vitalizantes y sus propiedades absorbentes sobre la unión y soldado de los huesos.
7) En la mayoría de las alteraciones funcionales y en los casos de fiebre pueden aplicarse cataplasmas de arcilla en el bajo vientre para empezar regulando el proceso digestivo. En caso de fiebre alta, alternar las cataplasmas en el bajo vientre con un baño de asiento frío y aplicaciones locales de arcilla en la nuca.
8) Las cataplasmas en el bajo vientre son también útiles al final del embarazo y después del parto. En la región lumbar y aplicadas en caliente, ayudan a soportar los dolores de acomodación del feto.
9) En las contusiones, golpes y heridas aplicar cataplasmas frías de 1 a 2 cm. de espesor, pues ayudan incluso a absorber cuerpos extraños que contuviera la herida.
10) En la mayoría de los problemas dermatológicos la arcilla juega un papel importante. Así se solucionan con éxito los casos de acné, eccemas, furúnculos, ántrax y en forma de mascarillas para limpiar y embellecer el cutis.
11) En los casos de lumbago, nefritis, artritis, descalcificaciones óseas o bronquitis, las cataplasmas de arcilla en las regiones lumbar, dorsal o pulmonar, deberán ser calientes.
12) En los casos de varices en las piernas: cataplasma fría sobre la parte afectada, y cuando se seca, lavarla, y repetir la operación. Puede amasarse la arcilla en polvo con una decocción de llantén, cola de caballo o de corteza de encina.

PROPIEDADES TERAPEUTICAS DEL BARRO O ARCILLA

PROPIEDADES DEL BARRO:

1.- desintoxicante.
2.- antinflamatoria.
3.- desinfectante.
4.- descongestionante.
5.- depurativa.
6.- refrescante.
7.- calmante.
8.- antibiótica.
9.- tonificante.
10. hidratante.
11. reguladora.
12. etc, etc, etc

Aunque puede usarse de forma interna, en este apartado vamos a indicar su Uso externo. Es decir en forma de Cataplasmas.


El empleo terapéutico de la arcilla se remonta al tiempo de los egipcios, y médicos tan eminentes como el árabe Avicena y el griego Galeno llegaron a elogiarla en sus escritos, e incluso el naturalista Plinio el Viejo le dedicó un capítulo en su Historia Natural.
Pero fueron los grandes naturópatas alemanes Kneipp, Kuhn y Felke los que más han contribuido a colocar la arcilla en el puesto de honor que le corresponde dentro de los tratamientos naturales.
Afortunadamente, podemos decir hoy que la arcilla está alcanzando en Europa el reconocimiento, por parte de la ciencia en general, y en particular de la medicina natural, que sus maravillosas propiedades terapéuticas, cumplidamente comprobadas, merecen.

Propiedades de la arcilla o barro
A continuación enumeramos las principales propiedades terapéuticas de la arcilla a nivel general.

Bactericida: La arcilla en contra de lo que pudiera parecer, actúa como uno de los más poderosos y perfectos desinfectantes (o bactericidas) que se conocen, ya que en lugar de actuar como los fármacos que ejercen su acción bactericida indiscriminadamente, la arcilla, húmeda actúa inhibiendo el desarrollo de los gérmenes patógenos y favoreciendo la regeneración celular, es decir actúa de una forma selectiva, por lo que permite curar, con asombrosa rapidez, ciertas llagas y úlceras, aplicada de forma de emplasto o cataplasma sobre ellas.

Cicratizante: Posee además un gran poder cicatrizante de la piel, la cual se cura sin dejar apenas señal, lo que se atribuye a su contenido en silicato de aluminio.

Poder de absorción: Debido a su porosidad posee un gran poder de absorción, lo que le permite absorber gran cantidad de calor, atrayendo hacia sí las toxinas acumuladas balo la piel, logrando de esta forma que sean expulsadas.

Estimulante de la función cutánea: Actúa también como estimulante de la función cutánea, hasta el punto de que no solo depura y sana la piel, sino que incluso favorece la fijación y destrucción del ácido úrico acumulado en el organismo y su eliminación a través de ella; de ahí los espectaculares efectos de los emplastos de arcilla.

Analgésica y desinflamatoria: Actúa así mismo como calmante de las zonas doloridas, y es especialmente útil en las inflamaciones cutáneas superficiales (golpes, picaduras de insectos, quemaduras, etc.) en las que actúa como refrescante, desinflamatoria, perdiéndose sus efectos a medida que se calienta.

Descongestionante: Además, actúa en las inflamaciones de los órganos internos, comportándose como descongestionante, capacidad esta que aumenta al irse calentando sobre la piel, o al aplicarla en forma de cataplasma caliente. Una vez seca y fría la cataplasma pierde su acción y hay que renovarla.